Tecnología educativa y su papel en el logro de los fines de la educación
Hoy en día, autores como Serrano Sánchez et al. (2016) afirman que la tecnología educativa constituye una
disciplina encargada del estudio de los medios, materiales, portales web y plataformas tecnológicas al servicio
de los procesos de aprendizaje; en cuyo campo se encuentran los recursos aplicados con fines formativos e
instruccionales, diseñados originalmente como respuesta a las necesidades e inquietudes de los usuarios. Estos
autores coinciden en el estudio del uso de las TIC’S en el proceso de enseñanza y aprendizaje (tanto en contextos formales como no formales), así como el impacto de las tecnologías en el mundo educativo en general a
través de las tecnologías educativas. Alegan que todo radica en un enfoque sociosistémico, donde ésta siempre
analiza procesos mediados con y desde una perspectiva holística e integradora.
Por su parte, Area Moreira (2009) señala que la tecnología educativa es un campo de estudio que se encarga
del abordaje de todos los recursos instruccionales y audiovisuales; por tal motivo, el número de herramientas
tecnológicas se ha multiplicado exponencialmente (actividades digitales de aprendizaje, portafolios, elaboración de blogs, entre otros), diseñadas para dinamizar los entornos escolares y promover la adquisición de
nuevas competencias. Entonces se logra diferenciar, pues las Tecnologías de Información y Comunicación
solo agrupan aquellos recursos relacionados con los medios de comunicación (cine, televisión, radio, internet)
que sirven y son responsables para transmitir contenidos con valor educativo a un grupo de participantes o
una sociedad.
En este orden de ideas, de acuerdo con Tellería (2009), los continuos avances de la tecnología dan origen a
diferentes procesos de comunicación que estimulan interacciones diversas que impulsan al sistema educativo
a ofrecer nuevas alternativas para la formación, redimensionan los procesos de comunicación, de enseñanza,
34Pablo César Torres Cañizález, John Kendry Cobo Beltrán. Tecnología educativa y su papel en el logro de los fines de la educación
del aprendizaje y de la investigación. Estas nuevas alternativas en las comunicaciones cada vez se presentan
con mayores posibilidades de acceso para un público más amplio y diverso, lo cual potencia su empleabilidad
en el ámbito educativo.
Integrar las tecnologías digitales en las aulas
y centros educativos así como replantear y
redefinir los contenidos culturales del
curriculum parecen medidas urgentes.
Llevarlo a cabo, entre otras medidas,
implicará necesariamente realizar importantes
inversiones económicas en dotación de
recursos tecnológicos suficientes para los
centros educativos y en la creación de redes
telemáticas educativas; desarrollar
estrategias de formación del profesorado y de
asesoramiento a los centros escolares en
relación a la utilización de las tecnologías de
la información y comunicación con fines
educativos; concebir los centros educativos
como instancias culturales integradas en la
zona o comunidad a la que pertenecen
poniendo a disposición de dicha comunidad
los recursos tecnológicos disponibles en los
Reestructurar los fines y métodos de
enseñanza. Nuevos roles para docentes y
alumnos
Lo relevante será el desarrollo de procesos
formativos dirigidos a que cualquier sujeto
aprenda a aprender (es decir, adquiera las
habilidades para el autoaprendizaje de modo
permanente a lo largo de su vida); sepa
enfrentarse a la información (buscar,
seleccionar, elaborar y difundir aquella
información necesaria y útil); se cualifique
laboralmente para el uso de las nuevas
tecnologías de la información y comunicación;
y tome conciencia de las implicaciones
económicas, ideológicas, políticas y culturales
de la tecnología en nuestra sociedad.
Lo primero a destacar es que nuestra sociedad es una civilización dependiente de la
tecnología en niveles progresivamente crecientes. Sin máquinas digitales, no funciona. En este
sentido se extiende el miedo a los posibles fallos o déficits de los ordenadores provocados bien por
los virus informáticos, por los ataques de ciberterroristas, o por los fallos de los servidores… El
“mítico” efecto 2000 (2YK) con relación al posible fallo informático en el cambio de la fecha del 31
de diciembre del 1999 al 1 de enero del 2000, o los repetidos ataques a servidores de Microsoft y
otras grandes compañías multinacionales, han servido como una llamada de alerta sobre la fuerte
dependencia de nuestra civilización hacia las máquinas digitales.
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